
SIMON L. DOLAN, STEVEN HAWKINS, CHAD ALBRETCH Y BONNIE RICHELEY
Elevando el nivel de la ética: Auditoría ética y cultura de transformación positiva
Hay una creciente necesidad de aumentar la ética en el mundo corporativo. En este artículo, reclamamos el despliegue de una “auditoría ética”, un proceso que evalúe si las acciones de una empresa son éticas y si están aunando sus objetivos éticos internos con sus expectativas. Creemos que al emprender una auditoría válida y bien contrastada, las empresas experimentarán beneficios primarios y secundarios para ambos, la organización y sus accionistas.
Aunque la mayor parte de las organizaciones tienen un código de conducta (o un código ético), a muchos empleados no les preocupa, e incluso no reconocen el código de ética de su propia empresa. Como apuntaban Dolan y Liran (2016), “Hay una discrepancia creciente entre los valores establecidos en el muro y los valores en acción”. En el Informe de las “Naciones: 2020 Estudio Global sobre Fraude y Abuso Laboral”, la Asociación de Examinadores de Fraude Certificados, estima que las organizaciones pierden aproximadamente el 5% de sus ingresos, 4,5 billones de $ globalmente, por fraude y abuso laboral cada año. Es más, La Oficina Europea Antifraude (OLAF) informa de fraudes de aproximadamente 485 millones de €, sólo en el presupuesto de la UE en 2019. Claramente hay una falta de ética en ambos, en el sector privado y en los gobiernos. Las investigaciones sugieren que el comportamiento inmoral no es único en tiempo y lugar y que los actos inmorales se producen en organizaciones de todo tipo y en todos los sectores.
El Centro de Inteligencia Emocional de Yale, en colaboración con la Fundación Faas, llevó a cabo una encuesta nacional de más de 14.500 empleados en todos los sectores para entender mejor cómo los estadounidenses experimentan el trabajo. La muestra representaba la economía de U.S.A. por diversos sectores, industrias y demografía. Aunque la mayoría de los trabajadores manifestó que nunca, o casi nunca, recibieron presiones de los gestores (o supervisores directos) para actuar inmoralmente, el 11% a veces sí recibió esta presión y el 12% la experimentó a menudo. En otras palabras, el 23%, casi una de cada cuatro personas, sintió presión para hacer cosas que sabían eran injustas. Los investigadores sugirieron que necesitamos encontrar formas con las que aliviar la presión para actuar inmoralmente y evitar el miedo a decir lo que se piensa.

Aunque hay muchas razones por las que los empleados se comportan inmoralmente, una es que quieren encontrar formas con las que beneficiar a su organización. En el proceso, a menudo se enfrentan a un conflicto entre el deseo de maximizar su autointerés y el de actuar éticamente. Otras razones para comportarse inmoralmente pueden ser: (1) La influencia de los supervisores y/o colegas, (2) Acciones relacionadas con la Teoría del Intercambio Social en la que los empleados se sienten mal pagados y por lo tanto se permiten a sí mismos resolver su falta de recompensas haciendo trampa y eludiendo los códigos sociales de las organizaciones, (3) Las crisis de productividad y la sensación de la necesidad urgente de hacer lo que sea para colaborar en el éxito de la organización.
¿Bajo qué circunstancias, es más probable que se produzcan actos inmorales?
Aunque es difícil elegir un sector específico en el que es más probable que se produzcan actuaciones inmorales, la investigación sobre la ética nos permite hacer algunas predicciones. Por ejemplo, en las empresas con objetivos irreales de ingresos es más probable que presionen a los empleados para acortar presupuestos y lograr resultados a corto plazo. Tal ha sido el caso en redes sociales, sector financiero, venta al por menor y otros sectores, llevándoles a frecuentes violaciones de seguridad y privacidad. Además, el deseo de crecer y controlar los costes ha dado lugar constantemente a sub-financiar funciones de Tecnología de la Información (informática), eliminando la adecuada cíber-seguridad y la protección de datos de los clientes y la política de privacidad y de procedimientos.
En algunos casos incluso se han ignorado las normas gubernamentales para lograr los objetivos de la empresa. En el caso de Volkswagen, por ejemplo, los objetivos de participación de mercado poco realistas superaron la integridad de la ingeniería. Como resultado, los recursos insuficientes y la dificultad para lograr sus objetivos llevó a los gestores e ingenieros de Volkswagen a cometer fraudes a escala global durante años. En el sector de la alta tecnología, el mercado cambia tan rápidamente que hay una presión adicional para comportarse inmoralmente. Por ejemplo, la velocidad con la que la inteligencia artificial, los vehículos autónomos, la realidad virtual, el internet de las cosas, los grandes volúmenes de datos y muchos otros productos futuristas desarrollados crean vulnerabilidad en muchas empresas.
Esto se ve agravado por cuestiones éticas adicionales como la inteligencia artificial y otras altas tecnologías que podrían, potencialmente, impactar en la sociedad. A menudo, la necesidad de golpear a la competencia parece anular la responsabilidad para examinar los dilemas que crean, generando daños colaterales. Tal es el caso con la inmensa velocidad y presión para desarrollar una vacuna para la pandemia de la COVID-19. Debido a la consciente falta de test e ignorando los controles internos a una escala no vista antes, los expertos temen que una significativa proporción de la población dudará de vacunarse cuando las primeras vacunas estén disponibles. A los ojos de muchos consumidores, alta tecnología equivale a alto riesgo. Y si no se controla, la ética seguirá considerándose irrelevante dando lugar a consecuencias importantes para los individuos, las organizaciones y las sociedades.
Actos carentes de ética es también más probable que se produzcan en entidades situadas en ubicaciones remotas y con personas que pasan más tiempo con personas ajenas a la organización, tales como clientes, vendedores, contratistas, etc. en situaciones de conflicto de intereses. “Fuera de la vista” puede significar a menudo “fuera de control” cuando se trata del comportamiento ético de los empleados. Los que pasan la mayor parte de su tiempo con personas externas a la organización pueden alinear lealtad y valores en otros lugares. Son vulnerables frecuentemente a los sobornos, la apropiación indebida de fondos y a otros problemas éticos. Este tipo de problemas ha conmovido recientemente a la familia real en España, donde el Rey Emérito recibió (siendo todavía el Rey) un soborno de 75.000.000€ en agradecimiento a que empresas españolas construyeran el tren de alta velocidad en Arabia Saudí. Esto junto con otros escándalos éticos, forzaron al Rey a abdicar en beneficio de su hijo. La historia total y las ramificaciones de este escándalo están todavía bajo investigación.
Empresas con objetivos irreales de ingresos es más probable que presionen a los empleados para acortar presupuesto y lograr resultados a corto plazo
El comportamiento inmoral es más probable cuando las personas u organizaciones dependen de la ley para definir qué es ético y qué no. Creemos que la ley no es suficiente y por lo tanto no puede cubrir todos los posibles dilemas éticos. En consecuencia, los valores son cada vez más importantes. Los valores compartidos representan el ADN cultural de la empresa. Esos valores deberían ser comunicados públicamente (en la página web u otros documentos de la empresa) y ser cumplidos meticulosamente por los empleados y accionistas. Fracasar en hacer esto puede conducir a los empleados y a otros a actuar inmoralmente.
“Fuera de la vista” puede significar a menudo “fuera de control” cuando se trata del comportamiento ético de los empleados. Los que pasan la mayor parte de su tiempo con personas externas a la organización pueden alinear lealtad y valores en otros lugares.
Algunos ejemplos de comportamiento en el trabajo de los empleados, legal, pero no ético:
• Un director que comparte una carta de renuncia de una persona con los compañeros
• Un trabajador que renuncia a hablar a su director/a cuando él o ella ve algo inmoral
• Acceder a un trabajo sin publicitarlo, lo que da a otras personas la oportunidad de solicitarlo
• Un director que revela a otros empleados “información confidencial” sobre el salario de otros colegas
• Favoritismo- mantener a los empleados con diferentes expectativas de productividad
• Un director que comparte los resultados estadísticos de alguien con los compañeros
• Un director que selecciona al azar a un trabajador para informar a otro de que está despedido
Afortunadamente, la mayor parte de las personas estarían de acuerdo en que los comportamientos señalados arriba son inmorales aunque no sean ilegales. Uno de los grandes causantes del infame fraude de Enron fue el hecho de que muchos de sus “juegos de contabilidad” no violaban ninguna ley, ni regulación contable específica, pero eran considerados inmorales.
¿Qué mecanismos están a punto para promover y mejorar la ética?
La mayor parte de las organizaciones tienen un código ético o de conducta con el que están entrenados los empleados y que se espera que sigan. La mayor parte de las empresas también cuentan con varios procesos y prácticas de contratación para filtrar a los malos actores que solicitan puestos. Pero en muchos casos, sin embargo, a largo plazo son a menudo los autores del fraude.
Un banco, por ejemplo, descubrió que los mayores porcentajes de perpetradores de fraudes eran los que habían estado en la organización entre 15 y 20 años, habían trabajado en puestos de confianza y tenían presiones financieras en sus vidas.
Auditar es otro mecanismo que debería aumentar y promover la ética. Auditar es un proceso necesario para la salud a largo plazo de una organización, tanto grande como pequeña. Las grandes organizaciones a menudo utilizan sus propios departamentos de auditoría interna, en tanto que las más pequeñas suelen utilizar a terceros o servicios compartidos. Las compañías públicas también necesitan tener auditorías externas para sus estados financieros. Los procesos de auditoría actualmente son necesarios para valorar y corregir los estados financieros de una organización de acuerdo con los procesos contables estándar y las correctas normas de control interno. Aunque algunas empresas se someten a auditorias operacionales para mejorar su eficacia, no son un requerimiento típico.
El único tipo de auditoría exigido por la ley es el de los estados contables y las relacionadas con el control interno sobre informes financieros de las empresas cotizadas. El foco primario de la auditoría es detectar errores en los estados financieros de la organización o deficiencias en los controles financieros internos sobre los informes financieros. La detección puede ser uno de los pasos más importantes en el proceso de prevención del fraude, dado que los mayores esquemas de fraude no se descubren durante muchos meses.
¿Qué mecanismos deberían estar a punto para promover y mejorar la ética?
La ACFE (Association of Certified Fraud Examiners) divide el fraude ocupacional en tres grandes categorías: (1) Malversación de Activos. Robo o mal uso de los recursos de una organización (86% de los casos) (2) Fraude en los Estados Financieros. Exposición errónea u omisión intencionada de información en los estados financieros de la organización (10% de los casos) (3) Corrupción. Sobornos, conflictos de interés, extorsión, etc. (4% de los casos) Las auditorías externas habitualmente se centran en un solo tipo de fraude, el de los estados financieros, ignorando la mayoría de los casos no sujetos a auditorías obligatorias. La malversación de activos y la corrupción también deberían estar incluidas en el ámbito de las auditorías combinadas o comprobadas por auditorías separadas. Ambas, la malversación de fondos y la corrupción pueden dañar significativamente la salud financiera de una organización y con frecuencia dejar una pista de auditoría que se puede rastrear.

Además para la actuación financiera, otra categoría de indicadores que se podrían utilizar para valorar las prácticas de empresa de la compañía, serían las auditorías éticas. La ética en la práctica de las empresas es más relevante que nunca antes en el mundo de los negocios. A raíz de los continuos escándalos importantes dentro de las grandes corporaciones, las llamadas del público para que los líderes corporativos rindan cuentas son cada vez mayores. Algunas empresas han prestado atención a la opinión pública y están intentando progresivamente dirigir sus negocios de manera ética. Las consideraciones éticas permiten el trabajo de los auditores, que con frecuencia tienen que resolver dilemas éticos que surgen durante el proceso de auditoría. Dada su experiencia y el conocimiento de las operaciones de la compañía, los auditores de los estados financieros están muy bien posicionados para realizar también auditorías éticas.
A raíz de los continuos escándalos importantes dentro de las grandes corporaciones, las llamadas del público para que los líderes corporativos rindan cuentas son cada vez mayores.
Aunque los esfuerzos dirigidos por la organización para ser más éticos son notables, no existen estándares formales para determinar lo que significa ser ético. Este artículo reclama el establecimiento de estándares formales para las prácticas éticas de las empresas. Aunque el significado de lo que es ético puede ser subjetivo, estándares objetivos de principios éticos basados en situaciones concretas se podrían desarrollar durante los procesos de auditoría. Si un enfoque basado en una situación se usa además del establecimiento de principios, la auditoría ética se elaboraría desde una base sólida. Los estándares deberían generar resultados cuantificables y medibles que darían una amplia escala de temas éticos medibles y mejorables.
Si los gobiernos y otros reguladores se preocuparan por la ética tanto como por la actividad financiera, una “auditoría ética” debería ser solicitada por los reguladores. Si no se requiere una auditoría ética, pero las organizaciones se preocupan sinceramente por la ética, se someterían voluntariamente a auditorías éticas regularmente informando de los resultados de las mismas a los accionistas.

Además de los estándares éticos, los procesos de auditoría ética y sus herramientas se deberían desarrollar para ayudar a las empresas y auditores en la realización de auditorías éticas internas y externas.
Albrecht y otros (2017) sugieren que el triángulo icónico del fraude podría aplicarse más ampliamente a otros tipos de compromisos éticos y no sólo al fraude financiero. Si éste es el caso, el marco del triángulo del fraude convertido en el “Triángulo del Compromiso Ético” podría ser una herramienta útil para valorar la cultura ética de las compañías e identificar estrategias para mejorarla. Usando el triángulo del compromiso como marco, se pueden desarrollar herramientas más detalladas y específicas y procedimientos de auditoría para mejorar la eficacia y valor de las auditorías éticas.

El triángulo del fraude es un viejo concepto, que existe hace más de 30 años. Probablemente es la más icónica y fundamental teoría del fraude. Ha penetrado a fondo en el fraude, la criminología, la contabilidad, la auditoría y la literatura del marketing y ha proporcionado las bases de las decisiones de políticas contables. Se ha aceptado universalmente en cada escenario en el que se describe o analiza el fraude. El triángulo del fraude manifiesta que las personas se motivan para tener un comportamiento inmoral (Ej. Fraude) cuando se aúnan tres elementos: (1) algún tipo de presión percibida, (2) una oportunidad percibida y (3) alguna forma de racionalizar que el fraude no se considera inconsistente con los valores personales. El triángulo del fraude se describe en la figura 1.
Una auditoría ética valoraría en qué medida una empresa está a la altura de los estándares éticos aceptados en general, además de sus propios objetivos éticos como organización
El fin de una auditoría ética es valorar y diagnosticar la ética que hay detrás de las acciones y objetivos de las organizaciones. Una auditoría ética valoraría en qué medida una empresa está a la altura de los estándares éticos generalmente aceptados, además de sus propios objetivos éticos como organización. Además, para constituir una base más ética para los procesos de auditoría, las empresas auditadas experimentarán beneficios primordiales para su organización. Un liderazgo firme estaría en mejores condiciones de determinar si los objetivos éticos y las directrices de la compañía se están cumpliendo a nivel objetivo. Los líderes tendrían una valiosa herramienta de retroalimentación para ayudar a mantener la salud de la cultura ética en la organización. La auditoría ética revelará si la empresa ha desarrollado una cultura ética y ayudará en el desarrollo de una mejor cultura ética en el futuro. Se podrían hacer varias correcciones de rumbo si los actuales objetivos éticos no se cumplen. La auditoría ética también indica la salud total de una empresa. Si una compañía se compromete a realizar prácticas éticas, será menos probable que sea víctima de fraude y de sufrir las pérdidas financieras asociadas a tales actividades.
Las regulaciones relativas a los procesos de auditorías financieras han aumentado a lo largo de los años para asegurar que las auditorías financieras sean mejores, más rigurosas y más consistentes.
Al igual que la opinión que reciben las empresas sobre los estados financieros, la creación de documentación formal que pueda certificar a una empresa como ética, sería beneficiosa para la misma y para la comunidad de los negocios. La confianza de los inversores y clientes aumentaría y la empresa vería una mejora de su imagen en la comunidad empresarial. Las empresas tienen mucho que ganar participando en una auditoría ética. Para lograr una auditoría ética que mantenga los más altos estándares, los enfoques actuales y las actitudes hacia la auditoría deben cambiar para la incorporación de éxito de un marco más ético. Las prácticas de auditoría deberían moverse del enfoque de reglas al enfoque de principios en los que las preocupaciones éticas sean la vanguardia de los criterios evaluativos. Un enfoque de la auditoría que permita a las personas utilizar un marco ético facilitará la implementación de una auditoría ética. La transparencia sobre el proceso ayudará a fomentar la conexión entre la empresa, sus clientes y sus accionistas.
Resumen y conclusiones
Las regulaciones relativas a los procesos de auditorías financieras han aumentado a lo largo de los años para asegurar que las auditorías financieras sean mejores, más rigurosas y más consistentes. Una serie de leyes aprobadas recientemente en muchos países buscan aportar más transparencia a las auditorías y sus procesos. Por ejemplo, siguiendo la dirección de EU, los Estados Unidos de América han adoptado también los estándares requeridos en las auditorías financieras para divulgar el nombre de cada socio del trabajo.
La EU pasó también una serie de regulaciones llamadas la 8ª Directiva de Derecho de Sociedades, que requiere el establecimiento de un comité de auditoría para empresas de comercio público, para asegurar la calidad y transparencia de los informes financieros. La investigación ha demostrado que los efectos de esas leyes sobre la calidad de los informes financieros han sido positivos. Los reguladores y gobiernos deberían proporcionar la misma atención a las auditorías éticas.
Reclamamos leyes y regulaciones que necesitarán las empresas para comenzar las auditorías éticas de la misma forma en que son requeridas para someterse a auditorías financieras. Las auditorías éticas permitirán descubrir la diferencia entre lo que las empresas proponen y lo que practican. Hoy, es muy difícil saber qué compañías son más éticas y cuáles siguen las mejores prácticas empresariales. Las auditorías éticas obligarán a las empresas a alcanzar un mayor grado de transparencia y responsabilidad. El establecimiento de nuevas regulaciones mejorará también la integridad del proceso de la auditoría ética a través del reforzamiento de estándares formales.

Llevar a cabo auditorías éticas puede ser crucial en la detección de cualquier incorrección que de otro modo no pudiera ser comprobada. Esto puede, incluso, destapar actividades inmorales o ilegales en la empresa, tales como el tratamiento injusto de los empleados, clientes o proveedores Por ejemplo las auditorías pueden revelar abusos en regulaciones externas relativas a excesivas horas de trabajo o entornos de trabajo inseguros.
La auditoría ética no sólo está hecha para asegurar que las prácticas prohibidas no tengan lugar, sino para que los comportamientos propuestos en el código de conducta de la compañía y en las políticas y procedimientos escritos realmente existan en la práctica. La declaración de valores de una empresa no debería ser contraria al comportamiento de su gente.
Puede ser un precedente peligroso tener acciones corporativas inconsistentes con los valores de la compañía.
La auditoría ética es el paso siguiente en la evolución de la transparencia de una empresa para el público y una forma de asegurar que los valores de la compañía son factibles y responsables. Demasiados escándalos y fraudes se han producido cuando grandes compañías han confiado en gestionarlo todo ellas mismas sin una verificación de terceros. Aunque la mayor parte de esos escándalos han sido perpetrados por individuos, un sistema de regulación facilitará detectar a los autores más rápidamente y el mero hecho de que exista la auditoría ética disuadirá a muchas personas de ser deshonestos en primer lugar.
Las auditorías éticas generarán menos fraudes y actos inmorales y ayudará a las empresas a mejorar su imagen pública. Cuando la ética está en la primera fila de las estrategias y las transacciones de las empresas, todo el mundo se beneficia de vivir en un mundo más honesto, en el que los valores están alineados con las acciones.
References
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Sobre los autores:

Profesor Simon L. Dolan: actualmente es presidente de Global Future of Work Foundation. Previamente ocupó varias titularidades como profesor en algunas de las escuelas de negocios (Montreal y McGill, Boston y Colorado, ESSC y HEC y ESADE en Barcelona). Es cofundador de ISSWOV (La sociedad Internacional para el Estudio del Trabajo y Valores Organizacionales). Es un autor prolífico con más de 75 libros publicados en varios idiomas. Es un emprendedor, fundador de Gestion M.D.S. en 1980 en Canadá y actualmente es presidente honorario de ZINQUO en España. Conferenciante muy solicitado (ver www.simondolan.com o www.thinkingheads.com email: info@simondolan.com
Profesor Steven Hawkins: es profesor asistente en Southern Utah University y se doctoró en la Universidad de Tennessee. Investigador del fraude y la ética desde una perspectiva contable, ha escrito múltiples artículos sobre el tema. Actualmente es CPA (Contador Público) y trabajó en Ernst and Young como auditor durante tres años, antes de conseguir su doctorado. Email: stevenhawkins@suu.edu
Profesor Chad Albrecht: Es catedrático de Estrategia y Director de Programas MBA en Utah State University (USU). Ha recibido muchos premios incluyendo Investigador del Año, Mentor Graduado del Año (3 veces). También ha sido Robbins Research Finalist por su trabajo en prevención y detección del fraude. Ha escrito seis libros y su investigación relacionada con el fraude ha sido citada en el Times de Londres, en Flight Magazine y varias otras agencias. Email: Chad@albrechtfamily.com
Doctora Bonnie Richley: es la Jefa de la Oficina de Diseño e Innovación para la Interacción de la Ciencia, una firma de consultoría global. Es autora publicada y oradora principal y motivacional. Ha tenido numerosas posiciones de liderazgo en el mundo académico y el sector público. Su trabajo se centra en el compromiso de alto impacto a través del coaching individual y de equipo en organizaciones, aprendizaje de adultos y cambio transformacional. Email: b.richley@yahoo.com